Administrar un equipo en un proyecto requiere un gran esfuerzo y puede resultar una tarea agobiante si no se tiene experiencia previa, claridad de los objetivos en términos generales de la organización, sus plazos de entrega y cómo se abordará el trabajo a realizar. Cuando una organización crece, nacen otras necesidades que deben ser resueltas como la gestión y el control de equipos, en otras palabras, cómo logramos coordinar los recursos con las diferentes áreas de la organización cumpliendo los compromisos con los clientes internos y externos, logrando los entregables acordados en tiempo y con el resultado esperado, es decir ser eficientes y eficaces al momento de entregar un producto de calidad. Nace entonces la necesidad de organizar los equipos y proyectos con un enfoque, es decir una metodología.

¿Qué es una metodología de gestión de Proyectos?

Es un sistema de principios, técnicas y procedimientos utilizados por personas que se desempeñan en una misma disciplina. Estas se diferencian por diferentes motivos, como la forma en que se encuentran estructuradas, la naturaleza de los artefactos entregables, el flujo de trabajo y también por las herramientas de las que se sirven para ser gestionadas. Para garantizar el éxito de tu equipo, es que presentamos algunas de las metodologías más populares para gestionar proyectos:

Ágil:

Es una de las más comunes actualmente, técnicamente no es una metodología sino más bien un “principio de gestión de proyectos”, basada en el “manifiesto Agile”. Suele ser integrada con otras metodologías como Scrum, Kanban, Crystal, entre otras. En ella, destacamos las siguientes características:

• Es colaborativa.
• Rápida y efectiva.
• Es iterativa.
• Valora a las personas por sobre los procesos.
• Es adecuada para casi todos los equipos, solo dependerá de con qué metodología se complementará.

Modelo cascada:

Esta metodología es muy popular, sin embargo, se diferencia de ágil ya que es muy sencilla de implementar. Se le conoce también, como ciclo de vida de desarrollo de sistemas (SDLC, por sus siglas en inglés) y consiste en ser un proceso lineal en donde el trabajo se realiza por etapas y en orden secuencial (similar a una cascada). Algunas de sus características son:

• Sus tareas se encuentran vinculadas por una dependencia.
• Garantiza que el trabajo se mantenga ordenado.
• Promueve la comunicación entre el equipo durante todo el proceso.

Se le considera una metodología de gestión tradicional, sin embargo, es excelente para crear un plan de proyecto sólido y bien detallado.

Metodología Scrum

Se encuentra basada en “sprints” acotados que hacen las veces de ciclo dentro de un proyecto. Estos ciclos suelen durar de una a dos semanas (pueden durar hasta cuatro semanas) y se organizan con equipos de hasta 10 integrantes.  Algunas de sus características son:

• A diferencia de las otras metodologías, aquí interviene un Scrum Master, gerente de proyectos que dirige las reuniones diarias del equipo, demos, sprints y retrospectiva del equipo en torno al sprint finalizado.
• Conecta a todos los integrantes del equipo para garantizar que las tareas finalicen a tiempo.
• Por su flexibilidad de planificación en sprints con equipos pequeños, es un enfoque transversal para equipos grandes o pequeños.

¿Cómo saber cuál elegir para tu equipo?

No existe un enfoque definitivo para todos los proyectos. Cada metodología ofrece principios y alternativas únicas que facilitarán la gestión de un proyecto desde su inicio hasta su término. Algunos de los puntos que debes tener en cuenta al hacer tu elección, son el sector en el que se desempeña tu compañía, si está en constante cambio o en vías de crecimiento influirá en si la metodología adecuada es flexible o estática. Otro punto importante será la complejidad y el enfoque del proyecto, ya que algunos métodos no son tan efectivos para organizar al equipo en la realización de tareas complejas.

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